miércoles, 23 de noviembre de 2011

Sobre el rol de las organizaciones sociales en la problemática del aborto


Este miércoles 23 de noviembre se llevó a cabo el 1er Encuentro organizado por la Secretaria de Género y Diversidad del Partido Socialista de Salta, en el Salón de Conferencias del Complejo de Bibliotecas de la capital. La charla estuvo a cargo de las disertantes María Laura Postiglione, abogada y militante feminista, y la Dra. María Lapasset, ex-candidata a vicegobernadora de la provincia, denominada: "Luchemos por la vida: No más muertes por abortos clandestinos" destinada al público en general. Con amplia participación de organizaciones sociales y particulares adherentes, se destacó que el actual proyecto de despenalización del aborto, que se trata el año que viene, cuenta con el aval de 16 universidades argentinas y más de 350 organizaciones de la sociedad civil, entre ellas la nuestra, ALuDiS.
En la exposición de la Dra. Lapasset se destacó que debemos realizar medicina preventiva, y esto se logra con la implementación de la educación sexual en las escuelas salteñas, punto con que desde nuestra organización estamos completamente de acuerdo; es por eso que apoyamos la campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito.
Entendemos esta problemática como un ABC, y para comprender esto, nada mejor que el lema de dicha campaña: “Educación Sexual para Decidir, Anticonceptivos para No abortar, Aborto Legal para No Morir”, en donde la educación seria el “A” de la cuestión, los anticonceptivos el punto “B”, y el aborto el “C”, esto es, la última opción en el caso de ocurrir un embarazo no deseado. Es por eso que consideramos fundamental la participación de las organizaciones sociales en el debate sobre el aborto, para que deje de ser una mala palabra y comencemos a reconocerlo como una realidad que nos golpea día a día. Para esto basta con recordar la muerte de la niña salteña de 13 años que murió la semana anterior, víctima de un aborto clandestino.
Por su parte Postiglione, destacó que las situaciones respecto a este tema divergen en el mundo entero, hay lugares donde el aborto está legalizado en todos los casos, como es el caso de Francia; otros en donde esta “permitido” en algunos casos, como lo es en Argentina; y están aquellos en donde está prohibido en cualquier situación posible, por ejemplo Chile, entre otros. Remarcando que en los lugares en donde está legalizado las tasas de mortalidad materna son bajísimas, no así en los otros casos, en los cuales, está penalizado pero aún así el índice de mortalidad materna sigue incrementándose con el pasar de los años. Solamente en nuestra ciudad se reciben 6 pacientes por día por abortos incompletos o mal realizados, a nivel nacional se practican 42 abortos por día, es decir, 15.330 abortos por año, según una investigación desarrollada por el Ministerio de Salud de la Nación a cargo del CONICET.
Es por eso que creemos que está en discusión una realidad que se lleva la vida de miles y miles de mujeres al año, y claro que es una cuestión de género y clase social, pero también es una batalla cultural que estamos dispuestos a dar para que no haya más muertes por abortos clandestinos, y para que de una vez por todas se cumpla con el artículo 86 del Código Penal y se practique la interrupción del embarazo en los casos contemplados por dicho artículo, que desde hace años en nuestro país se judicializa.
No queremos más violencia contra la mujer y la libertad reproductiva. Los más de 350 movimientos encabezados por mujeres, feministas, organizaciones de Derechos Humanos, y sectores representantes de la diversidad afectivo-sexual, estamos organizados para encarar el debate del año entrante sin más armas que la información y nuestra formación. No creemos en las organizaciones que se hacen llamar "pro vida" que judicializando los casos piensan que van a acabar con los abortos, es inútil ponerse a debatir desde qué lugar nos paramos para considerarnos personas, ya que hay perspectivas sociales, biológicas, psicológicas, hasta religiosas; lo que aqui esta en juego es dar a conocer que hoy en día con el aborto penalizado por la ley no estamos solucionando nada y más allá de las discusiones que podemos llegar a tener, que pueden ser eternas, las muertes de las niñas y mujeres se siguen sucediendo, justo en este preciso momento.

Rodrigo Teves
Prensa ALuDiS

viernes, 28 de octubre de 2011

Se nos va el año, pero lo cerramos con todo: Cronograma de Noviembre



Asociación en Lucha por la Diversidad Sexual (ALuDiS) despide el año con todo, y en el mes de la diversidad queremos hacer llegar a todos y a todas las actividades que vamos a estar llevando a cabo durante el mes de noviembre. Arrancamos así:


O1 de noviembre a las 11 hs. // Actividad solidaria: Donación de mercadería en Barrio Solidaridad en un comedor infantil.


06/11 a partir de las 15 hs. // El Área de Recreación organiza pintada de remeras con extensil con el logo de la Marcha de la Diversidad 2011, en el Hogar Escuela.

07/11 a partir de las 17 hs. // Gran Marcha de la Diversidad 2011 organizada por ALuDiS, GTS y ATTTA Salta, convocamos a todos y a todas que se quieran sumar en lo que será una verdadera fiesta (música, escenario, premios y más) Salimos del Parque San Martín a la Plaza 9 de Julio. En la concentración vamos a estar vendiendo las remeras para la marcha, pines, y repartiendo volantes con globitos de regalo.

15/11 a las 18 hs. // Convocatoria a Asamblea General abierta al público en el Complejo de Bibliotecas (Av. Sarmiento y Av. Belgrano) con presentación de balance general, palabras a cargo de la presidenta saliente y anuncio de nuevas autoridades.


22/11 a las 18 hs. // El Área de la Mujer organiza el taller “Terminemos con esto: Decile Basta a la Violencia a la Mujer” en el Complejo de Bibliotecas (Av. Sarmiento y Av. Belgrano).


29/11 a las 18 hs. // I Foro por la Ley de Identidad de Género organizado por ALuDiS con la participación de la Dra. Natalia Buira (Abogada de nuestra compañera María Pía Ceballos) y especialistas en la materia. Por el avance de Ley en el Congreso y la aprobación del derecho a ser quien uno es y no otro.


14/12 a las 18 hs. // Cierre del año con la presentación exclusiva del Cortometraje: Salida de emergencia realizado por Canal Encuentro en el que participa ALuDiS.

Más info: (+54) 0387 - 155291940 (María Pía Ceballos)

lunes, 24 de octubre de 2011

Es mi Pro (pia) Vida



Durante estas semanas en la Plazoleta IV Siglos, ubicada en el microcentro salteño, la organización Pro Vida Salta, cuya representante es María Emilia Solá de Peretti, está recolectando firmas para avalar el Expediente Nº 8.516 presentado en la Cámara de diputados de la Nación; dicha presentación insta a los legisladores a oponerse a la iniciativa parlamentaria que garantiza el aborto legal, seguro y gratuito, y a otra cuestión que no hacen del todo explícita.
Si uno se acerca a la mesa de recolección de firmas va a visualizar carteles y pancartas con consignas tales como: “No al Aborto, Si a la Vida”; “Nadie puede decidir sobre la vida de otra persona”; y otras leyendas del mismo tenor. Incluso en los volantes que reparten a la comunidad, que son dos, el primero se titula: 6 Razones para decirle No al Aborto, y el segundo: Relato de un aborto (experiencias de mujeres que abortaron), amplían su discurso, pero en todo momento sólo se hace referencia a la interrupción del embarazo. Ahora, si uno se acerca a la planilla de firmas, lo primero que lee, en 10 diez renglones aproximadamente, son los fundamentos de la iniciativa presentada por Pro Vida; pero el punto es que, en los últimos 3 renglones, en letra muy pequeña, se solicita en la misma planilla la derogación de la modificación del Código Civil que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo.
Quizás la antítesis de la vida no sea la muerte sino el odio y esto fue lo que motivó a quien escribe indagar acerca de quiénes conforman Pro Vida y qué cosas hacen.
El director a nivel nacional de la organización es el Dr. Roberto Castellanos, un reconocido médico militante católico o un militante católico médico que en su sitio web escribe cosas tales como:
¿Qué debe hacer entonces un padre o una madre cuando un hijo o una hija le dice: "Soy homosexual"?
En primer lugar, no rechace lo que siente. Comparta sus sentimientos con un sacerdote que esté completamente de acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia, o con un psicólogo católico. Ud. tiene el derecho a sentir lo que siente. Pero, para poder ayudar a su hijo, primero debe Ud. de ayudarse a sí mismo. Es decir, estar en paz con su postura frente al problema.
Castellanos expresa esto en referencia a la postura que deben tomar los padres cuando un hijo o una hija decide abrir su corazón. Esto acompañado de recomendaciones que van desde la profunda oración para “salvar el alma con demonios homosexuales” hasta las conocidas terapias que “curan” la homosexualidad pero que está demostrado terminan en suicidio. Es decir, mejor a tener un hijo o una hija homosexual es directamente no tenerlo, pero curiosamente esta gente “defiende” la vida.
En una época en que los medios de comunicación funcionan como grandes problematizadores sociales, los militantes religiosos no pierden el tiempo; esto se puede comprobar con la proliferación de canales de aire cristianos, revistas, páginas web o grupos en las redes sociales, a través de los cuales estos fanáticos imparten el odio y utilizan los mismos medios que por otro lado demonizan, como inyecciones de intolerancia para una “sociedad enferma” que avanza, pero que ellos tienen la delicada tarea de curar.
La organización Pro Vida, es una ONG que recibe financiamiento de padrinos y madrinas, cuya lista no está publicada pero que una persona con dos dedos de frente puede darse una idea de qué nombres, de la derecha más reaccionaria argentina, pueden estar en esas listas, como por ejemplo la senadora que se jacta de ser miembro activo del Opus Dei, Liliana Negre de Alonso. Esto es nivel nacional, pero si hablamos a nivel internacional, la lógica pro vida responde a un movimiento mundial que imparte una ideología profundamente enraizada en el cristianismo más ortodoxo; con concepciones sobre la vida, la familia y hasta el amor, avaladas por encíclicas, resoluciones del Vaticano y hasta investigaciones pseudo-científicas que confirman un discurso anacrónico y discriminador.
Indagar sobre esta organización resulta atractivo como así también algo vomitivo, y nunca mejor situada que en Salta, en donde el reclamo por la educación sexual en las escuelas es cada vez más fuerte. Mientras tanto en la revista “Vida y Familia” de la ONG que se publica semanalmente junto al semanario católico Cristo Hoy, como así también en la página oficial http://www.infovida.org.ar/ se incita a los padres y madres a levantarse en contra de la educación sexual integral, incluso se puede descargar una carta modelo para presentar en las instituciones educativas que proclama lo siguiente:
Original y Copia. Quien la recibe debe firmar la copia, aclarar la firma, y poner la fecha en que fue recibida la nota).
Lugar y fecha
Señor Director (Dirigir al responsable del establecimiento educativo)
Tengo el agrado de dirigirme a Ud. en mi carácter de progenitor de (nombre y apellido y grado o año) cursante regular del establecimiento educativo bajo su dirección, a fin de hacerle saber que en ejercicio de mis derechos y deberes de patria potestad (Art. 264 del Cód. Civil) NO AUTORIZO a mi hijo/a a presenciar exposiciones o recibir material sobre temas de moral íntima, aunque sean presentados como meramente informativos o en el marco de supuestas campañas para prevenir el SIDA, las enfermedades de transmisión sexual, el embarazo adolescente o que igualen la conducta natural con la homosexual.
Por todo lo expuesto y convencido de que como sostiene el Lic. Marcos Vaggione, de Católicas por el Derecho a Decidir, la jerarquía religiosa va adoptando formas tan engañosas como peligrosas, y se disfraza de organizaciones -que se autodenominan- de la sociedad civil, medios de comunicación “plurales”, y políticos que no tienen un mínimo de vergüenza al animarse a hablar de bien público cuando fueron cómplices del hundimiento que desembocó en la crisis del 2.001.
La manipulación es precisamente esto, llenar de carteles en contra del aborto (con quien uno puede o no estar de acuerdo), repartir volantes con un texto bastante básico pero entendible que sólo refieran a esta problemática social, es decir, utilizar esto para atraer a gente y conseguir firmas. Es conocido que el tema del aborto es una cuestión un poco más vidriosa y menos debatida que el matrimonio igualitario, que hoy cuenta cada vez con mayor aceptación social. Por lo tanto, la sociedad debe estar informada de que no sólo está adhiriendo a la negativa respecto del aborto, sino que también, gracias a estas personas que mezclan todo, también atentan contra décadas de lucha de una minoría, que cada vez es menos minoría, que no está dispuesta a retroceder ni un paso.


Rodrigo Teves

sábado, 10 de septiembre de 2011

Somos intersex

En todo el mundo las personas intersex somos sometidas a procedimientos quirúrgicos y hormonales de modificación corporal que son inhumanos y degradantes, sin el consentimiento de la propia persona, a discreción de lxs médicxs y sin regulación legal. Estas intervenciones se llevan a cabo para "normalizar" los genitales y los cuerpos, con el fin de amoldar a las personas intersex al binario sexual de hombres y mujeres. La patologización de las personas intersex tiene como resultado gravísimas violaciones a los derechos humanos, así como la violencia contrala integridad corporal y la dignidad personal.

Por primera vez, 24 activistas intersex de todos los continentes se reunieron a debatir y acordaron las siguientes demandas con el objetivo de terminar con la discriminación contra las personas intersex y para asegurar el derecho a la integridad corporal y a la autodeterminación:

■1 Poner punto final a las prácticas mutilantes y "normalizadoras", tales como las cirugías genitales, los tratamientos psicológicos y otros tratamientos médicos, incluyendo el infanticidio y el aborto selectivo (con causa intersex) en algunas partes del mundo.

■2 Cuidado de la persona intersex como un requisito obligatorio para todas las prácticas y protocolos médicos.

■3 Crear y facilitar contextos de contención, comunicación y celebración para las personas intersex, sus familias y quienes lxs rodean.

Esta red informal recientemente establecida abogará por el respeto de los derechos humanos de las personas intersex a nivel internacional, regional y nacional. El Foro espera volver a reunirse hacia finales del año 2012.

El primer Foro Internacional Intersex tuvo lugar lugar en Bruselas entre el 3 y el 5 de septiembre del 2011. Este evento histórico reunió a 24 activistas que representaban a 17 organizaciones intersex de todos los continentes. Fue facilitado y auspiciado por ILGA (La Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex) y su Región Europea, ILGA-Europa. El Foro también incluyó representantes de TGEU (la red Transgénero Europea), IGLYO (la Organización Internacional de Jóvenes y Estudiantes Lesbianas, Gays, Bisexuales, Transgéneros y Queer), y seguirá construyendo alianzas más amplias con otras organizaciones de derechos humanos e igualdad que trabajan en áreas tales como derechos de las mujeres, derechos de los pueblos originarios y personas con discapacidad.

Fuente: Suplemento SOY de Página 12
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/soy/1-2121-2011-09-10.html

sábado, 13 de agosto de 2011

Salta reconoce la Identidad de Género a personas trans



El día viernes 12 de agosto del corriente año por Resolución 712/2011 del Ministerio de Gobierno, Seguridad y Derechos Humanos de la provincia, a cargo del Dr. Pablo Kosiner, Salta se convirtió en la segunda provincia en reconocer la Identidad de Género a personas trans por vía administrativa.
A partir de una presentación de Asociación en Lucha por la Diversidad Sexual (ALuDiS) e instrumentada por la Dra. Natalia Buira -Defensora Oficial en lo Civil- se presentó la adhesión colectiva que demandaba el reconocimiento de dos ciudadanas transexuales salteñas. De esta forma el reconocimiento de la identidad de género de personas trans en la provincia es una realidad.
Desde ALuDiS queremos expresar nuestro mayor reconocimiento a la Dra. Natalia Buira por apoyarnos en este pedido; todo su tiempo, su dedicación, el coraje con el que luchó para que el cambio registral del nombre a personas trans se apruebe es un hecho que va más allá de la trascendencia histórica, es un acto de amor a la humanidad.
Gracias también a todas aquellos ciudadanos salteños que dieron su adhesión al petitorio; fundaciones, organizaciones de la sociedad civil, agrupaciones políticas. Gracias a los periodistas que dieron difusión al caso de Pia Ceballos. Gracias a la comunidad en general por el apoyo recibido. Gracias a las autoridades del Registro Civil y al Dr. Pablo Kosiner.
Estamos convencidos y convencidas de que vamos por una ciudad mejor. Muchas gracias Salta.

Asociación en Lucha por la Diversidad Sexual (Salta, 13 de agosto del 2011)

sábado, 30 de julio de 2011



Por Marta Dillon (SOY)


La semana que viene comienza en Córdoba el juicio por el asesinato de Natalia “la Pepa” Gaitán, asesinada a quemarropa por quien era el padrastro de su novia. El crimen fue cometido por ser lesbiana en marzo de 2010. La historia de la Pepa, como le gustaba que la llamaran, delata no sólo la violencia social que suelen sufrir lesbianas, gays y trans más allá de los avances legislativos, sino también cómo esta violencia se hace más cruel cuando las víctimas eligen vivir por fuera del estereotipo que les imponen.

El calor apretaba en el barrio Parque Liceo al atardecer del 6 de marzo de 2010. Sobre todo en la 3era. sección, allí donde el asfalto todavía no llega y el polvo se levanta y se mete en la boca y la nariz como plástico, una película asfixiante que pide mate, cerveza, agua, cualquier líquido que sirva para disimular una sed, que es también la sed por la noche de sábado que se avecina y que empieza a prepararse en rondas de vecinos y vecinas que parlotean en la calle porque así es el barrio y porque adentro apenas se puede respirar.

El estruendo de la moto enduro de la Pepa Gaitán era parte del folclore del barrio, por ahí solía andar eligiendo quién la acompañaría a ver a Belgrano de Córdoba los domingos de partido o invitando a un picadito en la plaza a los nenes y las nenas a los que durante la semana ayudaba a terminar la tarea antes de servirles la merienda en la sede social Lucía Pía, que su padre y su madre habían levantado para dar contención social a las mamás que no tenían con quién dejar a sus hijos cuando iban a trabajar. Era compradora, la Pepa. Ahí donde aparecía siempre se escuchaba como un gorjeo alguna carcajada y las súplicas de los más chicos por una vuelta en esa montura metálica que se acomodaba entre las piernas y que lucía como una insignia el nombre de su padre fallecido un año atrás: José. Ella siempre estaba dando una mano, dicen en el barrio, consiguiendo changas para uno, guardapolvos blancos para otra, siempre sabía qué decir cuando frente a la desgracia ajena se abría el silencio.

Ese sábado, sin embargo, no se la esperaba por esa sección del Parque Liceo. Por eso cuando se escuchó el bramido de la moto las miradas siguieron la estela de polvo como en una coreografía. Desde que Dayana se había mudado con ella, la Pepa no había vuelto por ahí. Para qué, la madre de su novia no soportaba la relación. Se llamaba Silvia y a medio barrio le había contado que estaba enamorada de la Pepa, que no sabía qué iba a hacer con su marido, Daniel Torres, un albañil desocupado y violento al que la Pepa le había conseguido changas para hacerle un favor a la familia. Silvia no se quedó en el molde, dos meses habían pasado desde que Dayana y Pepa estaban juntas y le habían alcanzado para echar a su hija de la casa, denunciarla en la comisaría por fuga de hogar, presentarse en un juzgado para decir que estaba preocupada por la homosexualidad de su hija y acusar a Pepa de corromperla. Demasiada información para Torres, que ya venía pensando cómo terminar con esa cantinela que lo dejaba tan mal parado como macho. Esa torta no lo iba a humillar, más le valía que le tuviera miedo, ¿o acaso no veía el odio que se inyectaba en sus ojos cada vez que la cruzaba y apuntaba contra ella el pulgar y el índice antes de fingir un disparo?

Lorena Gaitán sí lo había notado. Ella era muy pegada a su hermana mayor, mucho más alta que la Pepa aunque menos hábil con los puños. A Lorena nunca se le hubiera ocurrido medirse en el vale todo, esa disciplina cruenta de lucha que se da en un ring y viene definida por el título. “El Daniel siempre la miró con odio a la Pepa, se le notaba el rechazo, pero ella no se quería dar cuenta; nunca quería fijarse cuando la miraban mal porque de chica ya había sufrido mucho por eso. Si yo hubiera sabido que la amenazaba hubiera hecho algo, porque yo por mi hermana daba todo.”

Ni Lorena ni la Pepa midieron la distancia irreductible a la que podía llegar el odio.

No la midió la Pepa cuando ese 6 de marzo de 2010 se metió en una discusión entre Silvia, la madre de su novia, y Gaby, su mejor amiga. No la midió Silvia, siquiera, que apenas alcanzó a correr el cuerpo cuando el caño de la escopeta que empuñaba su pareja apuntó contra la Pepa y se deshizo en un centenar de perdigones que le destrozaron el hombro derecho. Esa escopeta que Torres había pedido prestada dos semanas antes todavía olía a pólvora y a muerte cuando el hombre la revoleó sobre un techo y el barrio se despegaba el polvo de las gargantas con un griterío desesperado que acompañó como un obituario las últimas horas de la Pepa Gaitán.
Lesbofobia

La respuesta no es directa, pero en su desvío aparece la violencia: “Lo que pasa es que a mí no se me nota”. La enunciaron una abogada, una chica que trabaja en limpieza de una escuela, dos estudiantes universitarias, una trabajadora social y una maestra jardinera. Todas lesbianas que contestaron en distintos momentos a la misma pregunta sobre su registro de la lesbofobia en Córdoba, la ciudad donde viven y trabajan, ahí donde Natalia “La Pepa” Gaitán recibió un tiro a quemarropa, en plena calle, el 6 de marzo de 2010. “A mí no se me nota”, dijeron marcando la distancia entre lo que le sucedió aquel atardecer y sus propias experiencias de vida, aunque ninguna de ellas ponga en duda que a la Pepa la mataron por ser lesbiana.

Es que aunque haya que desbrozar el territorio para dejar desnuda a una brutalidad que acecha es en ese disimulo no buscado donde se advierte el límite de lo que es posible expresar, manifestar, vivir abiertamente. Se puede ser lesbiana y pasar desapercibida; cruzar la barrera de la visibilidad, en cambio, tiene su costo aun después de haber sido sancionada la ley de matrimonio igualitario. Un costo que si se paga con la vida es la excepción de una regla que mide en violencias solapadas. “A mí no se me nota –dice Karen, una joven de 22, mamá de un hijo, ex novia de la Pepa–, si me ves en la calle no te das cuenta, pero tengo, bah, tenía una compañera en la escuela donde trabajo que sí se le notaba y que la terminaron echando del trabajo. Las chicas que son más chonguitas no consiguen trabajo, a no ser de remiseras. Pero igual, aunque no se me note no puedo ir al cuarteto porque la pasás mal si se dan cuenta.”

A la Pepa Gaitán se le notaba; aunque ella no usara la palabra lesbiana para definirse. Lo que se le notaba era otra cosa: un desapego radical por todo lo que se supone que debe ser una mujer. Ni siquiera parecía una mujer y estaba orgullosa por eso. Y también por eso sólo le permitía a su familia y en la intimidad que la llamaran Nati. “La primera vez que me llevó a un boliche, mi hermana me agarró y me dijo: ‘Lore, acá no se te ocurra llamarme Nati porque te reviento, acá soy Pepa, no más’. Y era así, Pepa o Chori, le decían. Y todo el mundo la saludaba, todas la querían en el ambiente.” El “ambiente” es esa manera de nombrar sin decir la pertenencia a una comunidad de pares en la que no hace falta enunciar la orientación sexual o la identidad de género disidente. El ambiente es una zona protegida en la que no hay lugar para el equívoco ni para la agresión. “Nosotras no íbamos al cuarteto aunque nos gustaba –sigue Lorena–; una vez quisimos ir al baile de La Banda 21 y no pudimos entrar porque la policía te hace a un lado. A mi hermana le pegó bien fuerte en los pechos un cana y yo salté enseguida; al final me terminó sacando de los pelos también a mí. Por eso íbamos sólo a boliches de ambiente, porque ahí no te joden y podés estar con tu novia, tranquila.”

Graciela Vázquez, la mamá de Pepa, la tercera entre dos hermanos mayores y dos hermanas menores, sabe de lesbofobia aunque aprendió a pronunciar esa palabra después del homicidio de su hija. “La Nati ya ni iba a los boliches porque se cansaba de que la discriminaran en la calle. Prefería quedarse acá, con la familia, tomarse unas cervezas con las amigas o las novias, porque nosotros desde que nos dimos cuenta ya no la jodimos más. ¡Pero sabés las veces que nos ha parado la policía! ¡Se gastaban los codos entre ellos mirándole el documento y mirándola a ella! ‘¿Qué? ¿Nunca viste una mujer macho?’, les decía yo mientras ella se hacía la que estaba en otra cosa, mirando el celular. Una aprende, aprende a la fuerza. La Nati ya a los 12 años empezó con eso de cortarse el pelo, de hacer todo lo contrario a lo que hacen las nenas. Con mi marido decíamos, bueno, será una machorra, hasta que quiso suicidarse, no una vez sino tres veces seguidas. Y ahí estuvo internada en un psiquiátrico para niños como tres meses. Después seguimos con la psicóloga como un año, que decía puras pavadas. Hasta que yo un día me di cuenta y le dije a mi marido: ‘¿Querés que te diga una cosa, José? La Nati no es una nena, mi hija es un varón’. El por supuesto que no quería saber nada, pero se tuvo que convencer. Mi marido leía mucho y se angustiaba porque pensaba que la Nati iba a ser infeliz, que la iban a discriminar, no podía aguantar su sufrimiento. Pero lo mismo lo tuvo que aguantar y los primeros que íbamos a aminorarle el sufrimiento éramos nosotros. Y lo mismo le dije a la psicóloga: ‘Mire doctora, yo respeto su matrícula pero usted respéteme como madre que soy, esto se termina acá, mi hija va a ser lo que quiera y se acabó el asunto’. Y así fue. Se acabaron las sesiones, se acabó todo. Ella hizo su vida y punto, siempre se la respetamos. Una sola vez me vino toda golpeada de la plaza, llorando porque los hermanos le habían pegado. Que se estaba besando con una chica, decían. Pero con mi marido les paramos el carro, en esta casa se respeta a todo el mundo y más a la hermana de ustedes, los únicos que podemos retar somos los padres y se acabó.”

Porque conocía de qué se trataba el desprecio, porque le había puesto el cuerpo más de una vez para que su hija inventase que no le afectaba, Graciela Vázquez fue la primera que ofreció una razón para un homicidio que parecía gratuito: “A mi hija la mataron por ser lesbiana”, dijo y repitió cientos de veces a quien la quisiera escuchar y donde la quisieran escuchar desde hace más de un año. “Torres la mató como a un perro, no le dio tiempo ni a defenderse, ¿sabés por qué? Porque la Nati lo hubiera cagado a trompadas. Y el muy cobarde no se atrevió a medirse con ella, él tenía que demostrar su superioridad y por eso directamente le disparó. Yo no eché a mi hija a la calle como un perro como hacen tantas porque era lesbiana. Y sin embargo me la mataron como a un perro.”

Hay una grieta que se abre en el relato sobre la muerte de la Pepa Gaitán, al menos en esa afirmación que se repite: la mataron por lesbiana. La grieta está en esa palabra, lesbiana, porque dicha así no alcanza a nombrar a quien era la Pepa. “Ella me pedía que le dijera ‘gordo’, era querendón y caballero, presumido, siempre tenía una sonrisa o un chiste para que se te pase el enojo. Era un chongo –dice La Turca, otra de sus ex novias–, y los hombres tienen miedo en su condición masculina de las mujeres masculinas porque ellas nunca van a ser vulgares para decir piropos, ellas son más atentos, es como que combinan lo mejor de los dos.”

Fabiola también era amiga de la Pepa y también da fe de la desconfianza que generaba ella en los hombres. Si hasta se separó del padre de su hija porque en un momento quiso prohibirle que se siguieran viendo: “Es como que le tenía desconfianza y yo no iba a dejar de ver a la Pepa porque era mi amiga del alma, era como un pibe, sí, pero muy solidaria. A mí me buscaba porque conmigo se sentía protegida, me pedía que la acompañara a comprarse ropa porque la miraban mal cuando iba a los negocios de hombres. Y eso que no era un morochito, pero igual la discriminaban, se sentía muy perseguida”. Fabiola es empleada y tiene una hija a la que la Pepa le puso su nombre, Alma Celeste. No eran del mismo barrio con la Pepa y no sabía nada de las amenazas de Torres y apenas puede creer que ese muchachito ambiguo que conoció cuando las dos trabajaban en un albergue transitorio haya muerto asesinada.

“A mi hermana la mataron por lesbiana, se sentía un varón y eso generaba más rechazo. Yo lo sé porque a mí me gustan las chicas más masculinas y por ahí voy con mi pareja a un bar y no nos atienden o lo que pedimos nos dicen que no lo tienen. Es muy feo el rechazo y mi hermana sufrió mucho por eso. Y yo veía cómo la miraba ese Torres, con asco, con desprecio y esa mirada ya la había visto otras veces”, cierra Lorena.

Tal vez la palabra lesbiana sea insuficiente. O tal vez lo que dice el asesinato de la Pepa Gaitán es que hay muchas maneras de ser lesbiana y que algunas resultan más insoportables que otras.
El juicio

Natalia Millisenda no conoció a la Pepa Gaitán pero fue a su velorio. Ella formaba parte del grupo cordobés Devenir Diverse y era una de las voces que se hicieron oír públicamente argumentando a favor del matrimonio igualitario. Supo por un periodista que habían matado a una chica por ser lesbiana y allí fue, a ponerse a disposición. “Graciela me aceptó de inmediato como abogada, en ese mismo momento. Me llevó hasta el cajón, que estaba cerrado, y me mostró su foto; quería que conociera a quien iba a defender.” Después de más de un año y cuando falta menos de una semana para que empiece el juicio, Natalia forjó una relación entrañable con Graciela Vázquez y su misión, dice, es construir un mensaje: que se entienda que la lesbofobia y también la homofobia y la transfobia, matan. “La primera vez que me reuní con la fiscal de instrucción me preguntó qué sentido tenía hablar de la orientación sexual de la víctima. Me tomó tiempo que entendiera que yo no tenía nada que hacer ahí si no era por eso. Es cierto que la ley penal tal como está no considera los crímenes de odio contra personas lesbianas, gays o trans, pero la ley antidiscriminatoria que considera agravantes de homicidio a los que se cometen en función de la raza, la religión o la ideología política también debería incluir a estos crímenes. Porque Daniel Torres apretó el gatillo, pero hay todo un sistema social que lo sostiene y que dice, de alguna manera, que está bien pegarle un tiro a una lesbiana porque, en definitiva, somos menos persona.”

Al barrio Parque Liceo llegó un comentario que fue pasando de boca en boca desde el penal de Bouer donde estuvo detenido Torres en primer término: dice ese murmullo que cuando llegó a la celda el hombre de jactó “de haber matado a una torta de mierda”. Lo dicen como si quedara claro que con esas pocas palabras podría cosechar cierta complicidad entre los reos, como si jactara de haber hecho justicia. Es un comentario, nada más, pero de algo habla la insistencia con que se repite. De algún modo, resulta creíble.

“Lo que yo también quiero probar en el juicio es la premeditación. Porque está demostrado que Torres pidió prestada el arma al mismo tiempo que empezaron las amenazas. Después declaró que era porque había sufrido un hecho de inseguridad y eso los vecinos del barrio lo desmintieron. De todos modos yo no suscribo esos pedidos que hablan de que ‘se pudra en la cárcel’. Sí tiene que ser juzgado y castigado pero sobre todo este caso tiene que servir para hacer una reflexión social.”

Natalia es una de las que repitió esa frase que marca un límite entre lo que se nota y no se nota. Pero sabe, por experiencia personal, que “caminar de la mano por la calle, todavía hoy, es para que te miren”. Ella no tiene otro registro individual de la lesbofobia, pero no puede evitar quebrarse cuando recuerda el costo que tuvo para ella hacerse visible en todos los medios de comunicación durante la discusión por el matrimonio igualitario: se quedó sola, al menos aislada de su familia de origen, con quienes lentamente está recuperando los vínculos. “Ser una lesbiana femenina te permite zafar mejor, eso es cierto. Pero hay algo más que tendríamos que registrar quienes militamos en la diversidad: mi autocrítica, al menos aquí en Córdoba, es que nos cuesta mucho mirar lo que pasa en los barrios. Los activistas visibles somos de clase media, la mayoría estudiantes o universitarios y a veces conseguimos reconocimientos formales que después no podemos sostener. Por poner un ejemplo, en Río Tercero, en Villa María y en Villa Carlos Paz hemos logrado que por ley se les permita a las personas trans acceder a los boliches donde antes tenían la entrada prohibida. Y esto está buenísimo, ¿pero quién acompaña a la gente a la puerta de los boliches? Hay que reconocer que a veces se expone a la gente a más violencia.”

En Córdoba, allí donde Natalia Gaitán fue asesinada a quemarropa, todavía rigen códigos de faltas que permiten a la policía detener a gays, lesbianas o trans aludiendo a “faltas de moral pública”. Seguramente ya no se podrá detener a un matrimonio que pasea de la mano por la vía pública. Resulta fácil imaginar la detención de cualquier persona, como podría haber sido la Pepa, cuyo nombre en el documento no coincide con su expresión de género. De estas distancias que no son sólo territoriales aunque también cercan determinados territorios, que se expanden según privilegios de clase y de recursos, que se tornan abismos cuando se encarna una u otra identidad de género, habla la vida y la muerte de la Pepa Gaitán, 27 años, “el Gordo” para sus ex novias, un caballero, siempre perfumado, siempre galante con las chicas y solidaria con quien lo necesitaba; hábil para el fútbol y para las motos; una trabajadora social sin título en el barrio Parque Liceo, en la periferia de Córdoba, asesinada por ser quien era. Fusilada por el odio que despertaba ser quien era y no tener ninguna intención de ocultarlo. Porque esa manera de ser quien era ponía en jaque esa trama tan bien tejida de lo que se supone que debe ser un hombre, que debe ser una mujer, aun más allá de la orientación sexual.